Desde que la UE permitiese la siembra del girasol en las hectáreas de barbecho para conseguir que Europa pueda autoabastecerse, España se ha volcado con ello.
Este año se prevé que el precio de la tonelada llegue incluso a doblarse en comparación con el año pasado, actualmente es ya un 25% más alto. Esto sumado a la sequía que sufren la mayoría de las regiones donde se concentran las siembras de girasol, hace que sea una alternativa de siembra muy rentable para esta primavera.
Además, parece que este año todo está a favor de este cultivo, incluso estamos registrando precipitaciones justo en el momento de la siembra.
Todo lo anterior hace que no podamos olvidarnos de una plaga altamente peligrosa para el girasol y aún muy desconocida, las babosas
El girasol es uno de los cultivos predilectos de las babosas, ya que sienten especial interés por las dicotiledóneas, pudiendo llegar a destruir hasta 6 plántulas en una sola noche.
Suelen provocar daños que normalmente se asocian a otras causas, como problemas de nascencia de la semilla, picadas por pájaros o incluso comidas por conejos, pero casi siempre el origen de que falte planta en el campo suelen ser las babosas.
Provocan “rodales” o focos dentro de la parcela donde se puede observar menor densidad de planta o directamente ausencia de ella.
Se trata de una plaga que actúa de noche, a simple vista es muy difícil de ver y es altamente voraz por lo que al llegar por la mañana a la parcela solo vemos hojas comidas o ausencia de planta, pero en pocas ocasiones veremos una babosa, es por eso por lo que nunca se relaciona el daño que vemos con la plaga.
El máximo riesgo para el cultivo se produce desde la siembra hasta que tiene unas 6 hojas, es en este periodo de tiempo cuando les resulta más apetitosa y las pérdidas económicas son mayores, ya que el consumo de plántula provoca una disminución directa en la cosecha o en algunos casos tener que llegar a resembrar.
Al grupo DE SANGOSSE, líder mundial en el control antilimaco, le avalan años de experiencia en el control de esta plaga en el mundo, pero especialmente en cultivos extensivos en Europa.
Gracias a su experiencia podemos establecer unos criterios de intervención según los cultivos, y es que en girasol 1 sola babosa/m2 supone riesgo suficiente para realizar un tratamiento de control.